Hola! Soy Colin, de Francia, y fui voluntario de IMORA con el Cuerpo Europeo de Solidaridad (CES) en La Jarilla de septiembre 2024 hasta marzo 2025. Hay mucho que decir sobre La Jarilla y lo que se hace allá. Pero después del trabajo en la granja también hay mucho que hacer!

Cuando llegué a La Jarilla estaba muy contento de tener la posibilidad de coger una de las bicicletas para descubrir la región. Con Joerie, otro voluntario del CES, hicimos unas rutas en bicicleta. Fuimos por pueblos bonitos: Ruanes, donde comimos en un buen restaurante; Santa Ana; Salvatierra de Santiago; Benquerencia; Botija y su yacimiento prerromano.

La bici también es muy práctica para bajar en menos de 5 minutos a Plasenzuela, ir a ver alguno de los eventos (poesía, gymkana, espectáculos de Halloween, de Navidad, Cabalgata de los Reyes Magos, concurso de disfraces de carnaval…) organizados en el pueblo. Unas veces todos los vecinos del pueblo se reunieron en el parque, en la plaza central o en el ferial para comer castañas (antes de Halloween), migas (y cantar canciones tradicionales de Navidad llamados villancicos), carne en salsa y cocido (para carnaval). Al probar todos estos platos típicos ricos me entraron las ganas de cocinar y compartir platos franceses como quiches, gratins, crêpes, pain perdu, bizcocho de mi abuela y galletas de mantequilla. Yum yum!

En la plaza hay un bar donde se puede disfrutar del sol con una copa, encontrar a la gente y comer hamburguesas. Y si quieres platos más elaborados y muy ricos, cerca está el restaurante El Labriego. Por fin, acerca de la farmacia, está la discoteca para tomar algo, jugar al futbolín, ver una partida de futbol, y, cuando hay fiestas, escuchar música y bailar!

Después de comer y beber, está bien hacer un poco de deporte, jaja. Por cierto, el trabajo en la granja ya es una actividad física, pero también se puede hacer deporte en el gimnasio, en la piscina (solo abierta en verano), en el polideportivo (baloncesto y futbol) y en la pista de pádel. No estoy acostumbrado a estos deportes de grupo pero fue muy divertido aprender y jugar con otros voluntarios, jóvenes y niños del pueblo.

Estoy más acostumbrado a hacer escalada, y los paisajes de Extremadura están llenos de rocas grandes. Que suerte de tener unas bonitas en la finca y alrededor, caminar con la colchoneta de Toño y ´pies de gato´ para intentar subirlas. Hay muchos sitios preciosos para escalar un poco más lejos también, por ejemplo, Los Barruecos (cerca de Cáceres), donde fuimos una vez a comer un picnic y escalar las rocas.

Además me encanta caminar solo en el campo, a veces no hay senderos y es una aventura genial de buscar tu propio camino, ir donde quieras y encontrar lugares mágicos. Otra experiencia excepcional es visitar el campo con Toño que conoce muchos lugares donde hay yacimientos neolíticos, rocas redondas enormes, cuevas escondidas donde quince personas pueden sentarse y mirar a la televisión neolítica (sombras de manos en una piedra, jaja). 

Con Joerie fuimos a andar a la sierra, desde Torre Santa María hasta Montánchez. Comimos ahí y visitamos al castillo antes de bajar por una ruta preciosa. Otro día, con un coche de alquiler, fui al parque Nacional de Monfragüe. Que guay ver a los buitres del Salto del Gitano, comer un picnic al lado del rio, luego subir hasta la Garganta de los Infiernos y meter mis pies en las aguas heladas de la montaña. La misma semana descubrir la Sierra de Guadalupe, encontrar un punto de vista bonito sobre el valle, ver pinturas rupestres intrigantes, un monasterio enorme, pueblitos y castillos.

Más cerca, y accesible con los autobuses desde Plasenzuela, he visitado a Cáceres, su centro histórico y museos. También a Trujillo, su castillo y palacios. Ciudades preciosas aunque menos impresionantes que Madrid a donde fui de vacaciones por unos días para visitar la capital y disfrutar de la comida ibérica.

De vuelta a Extremadura y sus paisajes increíbles, las sierras, la dehesa, las paredes de piedras, los animales, los árboles y las rocas por todos lados. Cosas muy sencillas que me hacen sentir ser parte de la naturaleza, un sentimiento amplificado por las charlas con Linda, Toño y los otros voluntarios sobre la permacultura, la filosofía, y mucho más.

En este ambiente tenía ganas de crear objetos con cuales decorar el albergue. Empecé con un carillón de viento y un móvil de ramas. Andando acerca de «La» Puente encontré el junco, y con el he hecho cestería. Un pequeña cesta, sonajeros, cuernos de gacela y hombrecitos cuadrados. Me gusta mucho este trabajo de las fibras vegetales, el resultado es muy bonito y es una actividad muy calmante. Por eso compartí y enseñé unas técnicas a los niños y otros voluntarios.   

Me gusta trabajar con materiales reciclados, como alambre de tapas de botellas (muselet), de cuales he hecho pequeñas esculturas de pájaros, zorro, gato, elefante, lagarto, medusa, árbol. Con lo que he encontrado en la finca he hecho una hormiga grande, un ojo, una telaraña en un cuadro. Los dos últimos son símbolos de la permacultura: el ojo para observar y la telaraña para ver los detalles de cada nudo y el patrón final con una forma de espiral que representa los ciclos de la vida.

También pude experimentar soldar cosas, pero es bastante difícil con piezas pequeñas y el resultado no me gustaba mucho, jaja. Por otro lado tuve mucho placer de trabajar con la madera para hacer un montaje abstracto, un hombre bailando y un dragón (por el proceso de diseño llamado dragon dreaming).

Lo has entendido, me gusta el arte y la naturaleza, y me encantan los cuentos, historias de magia y ese tipo de cosas. Estuve feliz de encontrar unos libros sobre el tema en la vasta colección de libros de Toño. Y que suerte tener como vecinos el Bosque de To, el museo de mitología extremeña!

Y durante los días libres, cuando no tenía prisa para levantarme, que placer quedarse en la cama escuchando a las canciones de los pájaros. Desayunar tarde afuera en el sol, tocar la armónica y disfrutar del día hasta que el atardecer de nuevos colores al cielo. Y antes de acostarse, escuchar otra canción, la de las ranas, y ver a la luna y a las estrellas como es posible solo en ubicaciones remotas.

Eso es una parte de lo que viví en La Jarilla.

Muchísimas gracias a las personas que cuidaron, cuidan y cuidarán este lugar y todos los demás campos del mundo que comparten esta belleza!

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