Mermeladas se pueden hacer de casi cualquier cosa, en verdad. En el albergue tenemos hasta mermelada de tomate, ¡y está buenísima! La receta de hoy es para la mermelada de naranja. El sabor queda ligeramente amargo, ideal para acompañar unas buenas tostadas con mantequilla, por ejemplo.

Ingredientes

(La proporción va a ser siempre de dos partes de fruta por una de azúcar)

Antes de ponernos manos a la obra, es importante esterilizar los botes donde vayamos a guardar la mermelada. ¿Cómo hacemos esto? Cocemos en agua hirviendo los botes y sus tapas durante unos 20 minutos y se apartan.

Preparación

Pelamos las naranjas con un cuchillo y procuramos quitarle la capita blanca pegada a la piel ya que esta amarga la mermelada. Una vez peladas, las troceamos, con cuidado de no derramar demasiado el zumo.

Debemos cocer las pieles de naranja que vayamos a agregar dos veces, para quitarles el amargor.

Agregamos la fruta cortada a una olla, junto con el kilo de azúcar y también incorporamos las pieles de naranja. Echaremos apenas un puñadito, de lo contrario se amarga demasiado la mermelada. Si nos gusta amarga pues echaremos más. Otra opción para que quede la textura deseada es echar cáscaras de manzana en lugar de naranja. Lo que nos interesa es extraer la pectina, la sustancia que se encarga de espesar la mermelada.

Se pone el fuego fuerte y se deja cocinar durante media hora. Revolvemos de vez en cuando, cuidando de que no se pegue a la olla. La próxima media hora se baja el fuego y se remueve con asiduidad, para que la pectina se libere y espese.

Podemos comprobar que la mermelada está lista si al echar un poco en un plato de la mezcla y pasamos un cuchillo encima, el liquido hace por volver a juntarse.

Cuando la mermelada tenga la textura que deseamos, la agregamos a los botes todavía hirviendo y los ponemos boca abajo, así se sella al vacío. ¡Qué aproveche!

 

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