Estos días han sido muy muy entretenidos, cargaditos de frío y cosas que hacer.
Por fin terminamos el techo del chozo, que se nos ha ido complicando bastante. Cada día parecía que íbamos a terminarlo y cada día teníamos que recoger más escobas o tapar una gotera nueva. Pero bueno, lo terminamos satisfactoriamente, puede que haya quedado alguna gotera rebelde, pero es que hay que ver lo difícil que es.
Las tardes de lluvias y las mañanas de heladas que no podíamos subir al techo, nos entreteníamos limpiando el albergue, haciendo gestiones o ayudando a lo que hiciese falta.
Como ya cogimos carrerilla, nos pusimos también a cubrir el techo de mi chozo, mucho más pequeño y con el tiempo acompañando mucho más, así que nos lo ventilamos en un santiamén, ha quedado precioso.
Para mayor conexión con nosotros mismos y la naturaleza, hemos comido sólo arroz integral sin nada más durante diez días, para limpiar nuestro cuerpo y nuestra mente. Para probar los resultados de esta dieta, nos fuimos a recoger hiervas comestibles por los alrededores, quedando exhaustos de tanto conocimiento y tanta belleza natural.
Hemos recibido también a cinco compañeras ponehuevos nuevas, que se han integrado perfectamente, con la compañía de nuestro carnero (Michael Jackson) lesionado y la cabra embarazada, que no tiene ninguna prisa por parir. Esto lo digo porque el hospital animal lo tenemos en el gallinero, donde se está recuperando nuestro carnero Miky de un pisotón burril y nuestra cabrabuela, que salió de cuentas ya de parir hace casi un mes.
Estos días estamos preparando un proyecto la mar de ilusionante: Un bosque de alimentos! Genial tener la oportunidad de ver el proceso entero de esta tarea, tan útil e interesante.
Que no quede por destacar que hemos hecho muy buenas migas con otros voluntarios Italianos del pueblo, con quienes nos hacemos compañía e intercambiamos conocimientos.
Me siento muy a gusto aquí, agradezco la oportunidad que se me ha dado y animo a cualquiera a probarlo.
Un saludo y que no falte el cachondeo
