¿Por qué no se puede tirar el papel higiénico en el wáter en La Jarilla?

Es decir: como aprender a cuidar un ecosistema.

Si alguna vez vais a venir a pernoctar a La Jarilla, encontraréis la regla en vez de tirar el papel higiénico en el wáter, de tirarlo en la papelera al lado. Creo importante compartir el motivo. Mucha gente puede pensar en el tamaño de los tubos o en cualquier otro motivo, pero no en que, en realidad, a las lombrices que limpian las aguas sucias del albergue no le gusta el papel y tampoco en que el papel puede obstruir el mallazo filtrante entre el triturado con lo cual los residuos orgánicos de los clientes se compostan y las piedras debajo de este, impidiendo el filtraje de las aguas.

Bueno, ¡ahora sí que nadie se está enterando de lo que estoy hablando! No os preocupéis, lo importante es el mensaje- no tirar el papel.

Pero, si queréis profundizar cómo funciona la limpieza de las aguas residuales de La Jarilla podéis seguir leyendo.

Las aguas negras, las de cuando tiramos la cadena (con popó), y las grises, las de los grifos o por ejemplo de la lavavajilla, del Albergue confluyen en un depósito negro grandísimo, donde se mezclan con triturado de madera, microbiología local, y lombrices a las cuales le gusta muchísimo nutrirse de desechos humanos.

 ¡El depósito negro grandísimo!

 

¡Y estas son las lombrices!

Todos juntos, con el apoyo del trabajo incansable de las lombrices y de los microorganismos, triturado y popó se van compostando y reduciendo. Las aguas que penetran a través del triturado, dejando otros residuos en el depósito, se recogen en una piscina enorme (que podéis admirar desde el albergue) de… ¡piedras! Qué raro, ¿no? Parece muy muy raro, pero la verdad es que los patógenos que las aguas residuales transportan van a nutrir a las plantas que se plantaron en la superficie de la piscina. Y recordáis, debajo de las piedras no hay ni tierra ni otras sustancias orgánicas: las raíces de estas plantas son capaces de extraer su comida únicamente de las aguas sucias y al final de limpiarlas. En el momento que la piscina estará llena, las aguas residuales limpias se almacenan en un depósito más pequeño y pueden ser reutilizadas para regar el bosque de alimentos en el cual se encuentra este sistema.

Aquí las plantas en la piscina que limpian las aguas sucias.

Este modelo de limpieza es un ecosistema y como tal hay que cuidarlo. La recogida convencional de las aguas residuales produce un residuo. Limpiar y dar nueva vida a las aguas sucias significa cerrar el ciclo de los restos humanos. Si no gestionamos nuestros propios desechos, seguimos contaminando el medio ambiente, igual como con otros residuos que dejamos por detrás. Diseñar, proyectar y construir sistemas cerrados, sin residuos, es una de las maneras como recuperar y regenerar el medio ambiente sin destruir nuestros ecosistemas naturales más todavía que han existido miles de años antes de nosotros y son indispensables para nuestro buen vivir en esta tierra.

El sistema de limpieza de las aguas residuales es un proyecto donde yo participé como voluntaria. La participación en la construcción del sistema me hizo entender la importancia no solo de cerrar ciclos de desechos producidos por los hombres, sino también el valor de trabajar en equipo por el tiempo que se ahorra, por el compartir una experiencia que cansa tanto y, al mismo tiempo, tan satisfactoria, y por compartir sabidurías y conocimientos diferentes que solos nunca podríamos aprender y tampoco disfrutar de ellos.

 

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