¨Aquí estoy, poco más de un mes después de mi voluntariado de 3 meses en La Jarilla, de septiembre a diciembre. Me ha llevado algo más de un mes tomarme el tiempo de escribir, de dar un paso atrás y reflexionar sobre esta fabulosa experiencia.

Había elegido esta misión con el Cuerpo Europeo de Solidaridad para descubrir otro ritmo, otra forma de vida, más ecológica, sostenible, y …  Waaouh (escalofríos) !

La Jarilla está situada en una zona de campo ondulado. Nada más llegar, estuve explorando los alrededores, conociendo a los animales, observando la flora y disfrutando del paisaje.

Es un lugar ideal, habitado desde hace años como atestiguan los numerosos yacimientos arqueológicos: ¡Hay muchas cuevas y rocas talladas por la zona!

Durante esos tres meses, tuve la oportunidad de ver y aprender mucho. Pude descubrir los fundamentos de la permacultura y ponerlos en práctica, tanto en los huertos como en los demás proyectos de construcción y paisajismo.

Estuve con otros dos voluntarios: Colin y Joerie, ¡Formábamos un grandioso equipo! También acogimos a dos equipos de voluntarios a corto plazo en dos ocasiones.

¡Hemos hecho tantas actividades juntos! Cuidar de los animales y del huerto, por supuesto, pero también hacer compost, cocinar mermelada de higos chumbos, hacer nuestro propio queso de cabra, crear una zona acuática natural, crear pérgolas para resguardarnos del calor, recoger aceitunas, hacer ¨acodo aéreo¨ en el bosque de alimentos, crear un nuevo campo con nuevas líneas de plantación, crear un gallinero móvil, cortar leña, cocinar y reírnos juntos…

Pude descubrir las costumbres y la cultura españolas, pero también la de otros países europeos gracias a los demás voluntarios.

Plasenzuela es un pueblo pequeño, pero muy animado, ¡y organizaron varias fiestas! También pude descubrir otras ciudades y pueblos cercanos como Trujillo, Cáceres, Mérida Montánchez, Madrid, Sevilla, Cádiz… ¡Me encanta España!

En La Jarilla, cada día es una aventura, y no hay dos días iguales.

Sale el sol con el canto del gallo, salimos en busca de una oveja atrapada en una roca, recogemos huevos y acelgas del huerto, seguimos aislando el techo del chozo con lana de oveja, comemos todos juntos: los niños nos hacen reír y Antonio nos cuenta sus historias, echamos la siesta (importante en España), luego Linda nos enseña a identificar y recoger semillas, regamos el huerto, y el sol se marcha delante de nosotros para dejar el paso a las estrellas.

La naturaleza sigue su ritmo y nos lleva con ella. Qué hermosa es.

Lo más importante para mí fue darme cuenta una vez más de que lo más importante en la vida es compartir. Compartir con otros seres humanos, ya sean nuestros conocimientos, nuestras ideas o nuestras emociones, pero también compartir con la naturaleza, los animales y las plantas, tomando lo que nos ofrece y dándole lo que necesita, de forma justa. Y así sigue la vida.¨

-Virgile-

« Mirad, en la vida no hay soluciones, sino fuerzas en marcha. Es preciso crearlas, y las soluciones vienen »  – Antoine de Saint-Exupéry

Deja una respuesta